jueves, 4 de agosto de 2016

WILLIAM JAMES

WILLIAM JAMES

 mayor del novelista Henry James e hijo de otro Henry, notable filósofo seguidor de Swedenborg, es el pensador norteamericano moderno más apreciado y admirado. Sus antepasados fueron inmigrantes irlandeses, enriquecidos en su nueva patria. Durante la infancia, William James, como su hermano, acompañó a la familia en sus largas peregrinaciones por Europa, frecuentó numerosas escuelas en seis países distintos y participó en las conversaciones que su fogoso y patriarcal progenitor dirigía en las tertulias de importantes personalidades.
De su padre había heredado William James no solamente la tendencia a las especulaciones no ortodoxas, sino también un profundo interés por los valores morales y espirituales, la necesidad de una fe religiosa y una acusada propensión al misticismo, que su obra científica, y más particularmente la lectura de Darwin, pusieron en grave aprieto. A lo largo de toda su vida se sintió preocupado por el problema de la conciliación de la tendencia interior a la fe con el pensamiento científico que parecía minarla; ello constituyó uno de los principales móviles de su obra.
William James examinó la fe a la luz no de la "exactitud científica" de las religiones particulares, sino de la validez psicológica -y, por consiguiente, "pragmática"- de la misma experiencia religiosa, y se preguntó si era o no favorable a la supervivencia humana, a la perpetuación de la vida y al bienestar espiritual y social. En realidad. este experto de la dolencia y la locura se había transformado en el gran rapsoda norteamericano de la salud física, el vigor, la alegría, la energía, la iniciativa, la animación, la exaltación y la aventura; al emerger de las sombras de la muerte, el perito de la desesperación se convertía en un poeta filósofo que entonaba alabanzas a las infinitas variedad, y abundancia de la vida, y en un apóstol de la sólida "confianza en sí mismo" de Emerson, de la "disponibilité" intelectual de Gide, del espíritu libre y de la mente y el mundo abiertos.
A lo largo de toda su vida mantuvo estrechas relaciones con filósofos y psicólogos de Europa, donde estuvo con frecuencia. En los últimos años se vio abrumado por una serie de honores oficiales, recibidos tanto en su patria como en el extranjero. Después de su muerte aparecieron diversos tomos con sus textos dispersos: artículos, comunicaciones, etc. Entre estas obras cabe citar Memories and Studies (1911), Ensayos sobre el empirismo radical (1912), y la más humana de todas, las Letters, publicadas en 1920 por su hijo Henry.

El estudio del pensamiento educativo de William James: breve estado de la cuestión.
Uno de los primeros estudios que exploraron las implicaciones educativas de la obra de James, lo publica Baldwin (1911) tan solo un año después de que este falleciera. Se trata de un trabajo que busca poner en valor sus contribuciones a la educación. De la panorámica que ofrece, merece la pena destacar dos elementos nucleares: la perspectiva biológica y el espíritu experimental que los estudios psicológicos de James traen al campo educativo. Sobre la primera señala que «James fue el primer educador en llamar la atención sobre las recursos innatos del niño y el rol que estas tendencias y reacciones innatas tienen necesariamente que jugar en cualquier plan educativo dirigido a niños.

Unas tendencias naturales que requieren de una cuidada orientación para que se desarrollen adecuadamente y cumplan con su función. Con respecto a la vertiente experimental del trabajo de James, Baldwin no destaca el valor del contenido de los experimentos que presenta, sino su espíritu o enfoque experimental. Tanto Principles of Psychology como Talks to Teachers, están llenos de relatos sobre experimentos realizados por terceros relacionados con aspectos que afectan directamente a los procesos educativos como la atención, la imaginación o la motricidad.

para James «el individuo que aprende debe tomar decisiones, hacer lo que cree que es mejor, y defender aquello que considera más valioso».


James planteaba compatibilizar la dimensión individual y comunitaria o social del ser humano, y las implicaciones educativas de este problema. Su profundo compromiso con la lucha por hacerlas compatibles, sería lo que le diferenciaría claramente a James de otros pensadores del siglo XX
 



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